Dos signos ambiciosos y de hazañas. No parecen entenderse a simple vista, y no lo hacen. Leo es uno de los más apasionados del zodiaco, que, además, la va siempre de centro de atención, por eso es difícil que compatibilice con el sereno y pausado Escorpio, que no se deja manipular. Sin embargo, el misterio que lo abarca, es justo lo que atrae a Leo y a la inversa el carisma y la belleza.
De valores fuertes y cierta rebeldía y liderazgo natural, bien ajustados pueden unirlos en una relación fogosa, al menos, de un periodo. El no ceder no les dejará ver que son más iguales de lo que creen.
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