Lo puede el romanticismo, lo artístico, la compasión por los otros y el servicio. Su lado sensible, su aire soñador y esa manera cálida de acercarse y entablar una charla a corazón abierto en la escucha y ser atento, con seguridad te enamoraron de él, pero quizás su costado más ilusorio que conectado a lo real te siembra dudas. Es que tiene su propio mundo.
¿Alcanza? ¿cómo moverte para atraerlo por siempre? Hasta ahora viste unos rasgos de él, acá conocés en profundidad lo que los astros dicen de su personalidad, romance y vida juntos, qué piensa sobre los hijos y la familia, qué amigo es y cómo se lleva con su carrera y lo económico para decidir tenerlo a tu lado, o dejarlo ir…
Si hay una característica que acentúa a un hombre de Piscis es la de ser amable e involucrarse en la escucha activa, desde que lo encontrás muestra interés genuino en vos, pero se cierra cuando se trata de él. Hace de la reserva su estilo, y aunque parezca el más calmo, esconde intensidad; al ser dual es tan noble y servicial como miedoso y melancólico. Inteligente, encantador y curioso al pensar y hablar por eso no es raro que te invite a ver las cosas desde otra visión, tan elaborada como irreal, quizás, porque fantasea mucho. Quién entre a su vida tendrá una cualidad concreta: confianza y si la rompe, será el fin. Con un pisiciano se busca algo serio. Sus días giran en torno a la retribución o disculpas por lo que hace, bueno o malo. Busca ser útil.
Si algo valoran los peces es que su otra mitad haga de la dulzura un arte. Un pisciano se desvive en romanticismo y cursilería porque lo lleva en su naturaleza, y porque también precisa en cuotas altas que se lo retribuyan. Es la forma en la que mantiene su estima a raya. No protagoniza ni confronta, si lo hace será agresivo. En vez de generar problemas los soluciona. Si tu carácter es frío, lo notará enseguida, y eso jugará en contra de la relación, mejor empeñate por dar calor y no lo apures. Se enamora fácil. Amigo y pareja intenso. Un buen ser.
El pisciano valora a una mujer cálida, femenina y dulce que emita calma y no corra. Nunca tendrás noticias de él si de verdad no está interesado en vos, y esa puede ser una buena noticia. Un hombre pez no pierde el tiempo con mujeres superficiales ni hace cosas porque sí, y menos en cuestiones del corazón. Si se acerca, lo sabrás desde el minuto uno. Lo rige lo que siente, no lo que piensa, por eso al abrirse, se deja llevar. Esto puede ser un arma de doble filo, porque si no es correspondido saldrá lastimado, no es un signo con espaldas, más bien frágil.
Una vez enamorado y luego de unas salidas tranquilas, te empezará a enviar señales de cariño todo el tiempo. Sabrás que se derrite por vos porque no ahorrará en estima y cercanía a tiempo completo. Podrá sonar hasta cursi porque es algo innato en él. Querrá que sepas que va a hacerte feliz para siempre. Serás su centro.
Si no es tu costumbre, te sonará a intenso, y como es así, no lo evitarás. En lo sensual y las relaciones adoran besar, abrazar y dar ternura. Puede ser algo aburrido si no varían.
Un hombre pisciano muta como rutina y es calmo en sus acciones, y eso rara vez coincidirá con una ariana que busca llevar el mando y se muestra explosiva. Si esta es fuego, el pez es emoción y sensibilidad. Lo mismo que los atrae y anima al deseo, los separa. No coincidirán.
Desde que se ven se atraen. El pez se siente en su agua con una cabra con la que comparte compasión, sensualidad y dulzura. Tauro anhela sentirlo todo: el arte, los momentos, la mesa compartida, el cariño. Juntos disfrutarán esa conexión intensa y atenta, un tiempo, porque la femenina y más terrenal Tauro se cansará de alguien tan soñador, y a él del dominio.
Duales pero diferentes. Los seduce el romanticismo y el misterio. Sueñan, pero no hacen. Son buenos conversando. Ninguno manda y acciona, nadan sin control. Y eso lo llevan a la relación, por eso es más probable que termine pronto. Deberían poner rutina y el pez dar libertad.
Promete mucho y ambos lo saben, a pesar de ser cambiantes. Con solo mirarse se entienden profundo. El hombre Piscis se flecha ante la mujer Cáncer sensible, ingenua y perfecta, también de agua. Ella se le parece.
Se complementan, pero la zona de confort del pez aleja. El pisciano admirará la belleza y autenticidad cómoda de la leona, que sabrá embelesarlo con sus encantos, mientras ella aprecia su discreción. Habrá tensiones porque no se encontrarán en ritmo y maneras de ser.
El hombre Piscis caerá rendido a una dama discreta y sensible, que no trasmite casi nada, pero siente. A ella le atrae su delicadeza, ve a un hombre atento y distinto, aunque desordenado, cuando ella es detallista. Vivirán un amor romántico y cómplice.
A él lo cautiva su bondad y suavidad, pero tímido esperará la señal de ella, que actuará enseguida. Compromiso, equilibrio y confianza son sus bases, y eso lo ayudará al pez a animarse más, mientras este le suma emoción a ella. Algo de indecisión.
Complicidad intuitiva fuera de lo común. Un hombre pisciano se sentirá a sus anchas con una mujer escorpiana demás segura y enérgica. Ella amará a ese hombre aniñado y se sentirá contenida en él. Pero afrontarán crisis: ella querrá dominar, y él no le seguirá el pulso en lo real. Lo arreglarán.
Al hombre pez le seduce el encanto que transmite la sagitariana. A ella su lado tierno, cómplice y poeta. El inconveniente llega cuando emparejan, el delega mucho lo reticente. Si su compañera lo acepta y se apoyan, funcionará mejor.
Si algo sabe un hombre de Piscis es ser romántico, por eso no dudará en seducir a la cabra. Ella se deja llevar por él como nunca lo hace. Se siente segura. Pueden sobrevivir si no intentan poseer al otro. Opuestos, que pueden funcionar.
Es flechazo a primera vista y también desconexión. Al pisciano lo atrae la originalidad, humanidad e independencia de la acuariana. Lo ayuda a salirse de lo establecido, que tanto le cuesta. Pero, su par está muy en ella misma como para ofrecerle estabilidad. Huirán de las limitaciones de cada uno.
Son tan similares que la seducción y el romanticismo está asegurado. Su vibración fluye y los vuelve uno. Se buscan, encuentran y lo disfrutan incluso, evadiéndose de la realidad, su constante. Escucha, entendimiento e intensidad, serán felices si no pierden de vista que hay un mundo material que cubrir.
En casa como esposo o pareja estable, el hombre pez es un mar de calidez y devoción a su media naranja, al punto de estar en los detalles: flores, bombones y declaraciones, pero claro, tiene su mutabilidad, por eso, a pesar de parecer el Romeo perfecto, le bastará con hacer su parte sin grandes aspiraciones. Y eso en la búsqueda de crecimiento económico y como familia puede pesar.
Como papá, el hombre Piscis es auténtico. Atento y bondadoso. Los hijos se sentirán a gusto y entendidos. Y como su lado afectivo es notable, serán muy amados. En la educación, un padre pisciano se esmerará por inculcarles más que solo números y letras; el arte y lo expresivo será esencial. Será muy protector, pero tal vez, peque de dócil en el trato y se muestre más amigo que padre.
No ve la maldad, se dedica tanto a los otros que no hay casi nada que reprocharle a un hombre pisiciano, más bien verlo como bendición. Aunque al ser tan amable, cae en inocente, por eso algunas veces confía de más y es traicionado. Nadie apoya y escucha más que este signo a los amigos, tanto, que a veces se olvida de sus propios asuntos por estar para ellos. Y también los evita, porque, como dijimos, no es de explayarse en nada que profundice en él. Así, dirá que hacer, pero no pedirá consejo. Su punto de vista suele ser tan diverso al resto, que algunas veces no será muy comprendido y él no entenderá por qué no lo ven como él.
Respecto a su grupo, será mínimo y de mucho apego y solidez; un Piscis no tiene grandes juntas ni las desea. Tampoco es mucho de reunirse, es mucho más probable que se ponga al teléfono largas horas antes que salirse del sillón.
Lo justo y necesario. El contraste. Siempre va a preferir amar lo que hace antes que trabajar obligado. Por eso, a veces puede esforzarse poco cuando no puede elegir. No es precisamente el mejor socio para hacer dinero o resguardarlo, por eso, si estás buscando alguien que te traiga solvencia y tranquilidad, el hombre Piscis no es el más indicado en este aspecto. A él lo puede la emoción, no lo cerebral.
Cuando lo tenga, no ahorrará en gastarlo en los que estima, y eso puede llevarlo a la ruina, porque al poner poco los pies en la tierra, no se preocupa en ver cómo lo resuelve.
En cuanto a su carrera, el hombre pez precisa ocupar lugares que saquen su gran veta artística o de cuidado a otros y lo lleven a crear: actuación, baile, escritura, o medicina y caridad. Será cálido y confiable con otros, y lo hará mejor todavía solo debido a su rasgo tímido. Cargos de control, responsabilidad o atención no son aconsejables para él. No es un hombre que se organice o posea hambre de gloria.